Toda persona tiene su identidad personal, algo que le hace diferente a los demás, y por la que es identificada rápidamente. Puede estar formada por rasgos físicos, forma de vestir, hablar, etc. En la sociedad digital ocurre algo similar, construimos una identidad con nuestra participación en la red, y la vamos potenciando con nuestras actividades e interacciones en la misma.
Como usuario habitual de Internet, estarás acostumbrado a utilizar alguno de los servicios más comunes como foros, subscripciones a sitios web, redes sociales, blogs, subir imágenes y vídeos o comentar noticias. Por tanto, puede haber una gran cantidad de datos personales tuyos existentes en la red.
Esta identidad digital, puede coincidir o no con la identidad del mundo real, es decir, puede haber características asociadas a tu identidad digital que no se correspondan contigo, por lo que, para muchas personas, resulta importante gestionar la propia reputación y privacidad en la red.
En definitiva, podríamos denominar a la "identidad digital" como el conjunto formado por:
El origen de la utilización de identidad digital proviene del propio concepto de identidad: Es un conjunto de rasgos que nos individualizan y confirman la personalidad en el ámbito legal, familiar, etc.
Hasta hace poco, configurar y gestionar la identidad personal era una tarea que comprendía únicamente tratar nuestra realidad en relación con las diferentes organizaciones y personas en un entorno personal y físico más cercano.
Sin embargo, la llegada de Internet de forma masiva a la vida de las personas y, sobre todo, la facilidad de interactuar y dejar huella en ella, hace que la gestión de la identidad se complemente con la realidad digital, que además incorpora nuevas características que han de ser tenidas en cuenta por las personas para que la gestión de esa identidad sea realmente efectiva.
Durante los últimos 20 años, el avance de la digitalización de las actividades de los ciudadanos y su migración hacia el medio online ha sido constante: se trabaja, se aprende, se compra, se vende, se llevan a cabo reuniones, se ven contenidos audiovisuales, se escucha audio, se invierte, se crea, se vota...
La identidad digital es toda información que existe sobre nosotros, independientemente de quien la publique.
La diferencia principal respecto a la marca personal estriba en que ésta se crea, se construye voluntariamente de forma óptima con el objeto de una promoción personal o comercial. Con una estrategia de marca personal damos una propuesta de valor personal o comercial a lo que hacemos en la sociedad digital.
En el entorno empresarial, cada vez se es más consciente de la importancia de la presencia en medios digitales, y de la construcción de una buena marca personal gestionando adecuadamente la identidad digital.
Elementos que componen la identidad digital
Hemos insistido en el cambio que supone la forma de comunicarnos a través del tiempo, y de la creación de una identidad en la Red. Esta identidad puede generarse por diferentes elementos.
Podemos concretar una serie de características propias de identidad digital:
La mejora en la identidad digital se puede afrontar desde tres perspectivas:
Visibilidad:
La visibilidad hace referencia a lo conocidos que somos en la sociedad digital. Por ejemplo, una búsqueda de un nombre y apellidos y/o de una empresa en Google puede determinar parte de la visibilidad que tiene en la red, y establecer una correspondencia entre lo que se espera de la persona o empresa y lo que se ha publicado. De este modo, es posible determinar cómo de visibles queremos ser, y modificar el comportamiento en determinados servicios a la hora de publicar información. Con más probabilidad nos interesará tener una identidad profesional visible; y una visibilidad personal limitada. Una forma de medir nuestra visibilidad online es:
Reputación:
Tiene más importancia que la visibilidad, y se refiere a la opinión que los demás tienen de nosotros en los medios digitales. Esta opinión se mide en base a la influencia o impacto que tiene lo que compartimos. ¿Qué es conveniente? Lógicamente tener una buena reputación. Para ello debemos medir lo que decimos y lo que compartimos, dada la relevancia que puede tener en los seguidores. Desde el punto de vista de la seguridad informática, las opiniones que compartimos y la información que generamos debe estar en consonancia con nuestro perfil laboral. Existen una serie de herramientas para medir la visibilidad y reputación de un perfil: Google Analytics, Howsociable, Mentionmapp, Visually, Twitter Counter.
Privacidad:
Es la perspectiva más relacionada con la seguridad. Actualmente es, con el auge de las redes sociales, la más importante. Desde esta perspectiva debemos definir qué publicamos y si es acorde con la privacidad que deseamos. Hay que recordar que una publicación de una imagen puede acarrear consecuencias en nuestra privacidad, ya que publicamos información sensible. Dicha imagen puede ser utilizada para otros fines diferentes a nuestras intenciones.
Para mejorar la privacidad, la mayor parte de servicios web tiene un configurador de privacidad y seguridad en el que puedes determinar quién puede visualizar lo que publicas, y permitir o no la visualización de contenido potencialmente delicado o sensible.